Los balnearios de Mar del Plata presentaron un protocolo para la próxima temporada de verano.

Esencialmente hace hincapié en la cantidad de turistas que cada uno de ellos puede admitir. Proponen que no se modifiquen sus estructuras, y que el número de carpas y sombrillas sea la misma, pero que sí cambie la cantidad de ocupantes. Prevén que haya piscina, vestuario y ducha, pistolas de temperatura, distanciamiento social y barbijos. La temporada 2021 está en marcha incluso con pandemia.

Falta mucho y los mismos concesionarios de playa que trabajaron en la elaboración del protocolo lo saben: la propuesta presentada este martes al Ente Municipal de Turismo (Emtur) todavía tiene que recorrer distintos despachos para su puesta en práctica. 

Debe recibir el visado del ente turístico, luego el del área de Salud municipal y si pasa esas instancias aún le faltará la puntillosa lupa de la Provincia de Buenos Aires, de donde la semana pasada llegó la frase del ministro de Salud, Daniel Gollan, que tuvo en Mar del Plata el efecto de una fiera Sudestada: habló de una temporada “inimaginable” en este contexto de contagios creciente.

La Cámara de Empresarios de Balnearios, Restaurantes y Afines (CEBRA) de la ciudad trabajó con ingenieros en seguridad e higiene y elevó un meticuloso documento, su Protocolo Covid 19.

Recomendación:

El documento establece que al momento de contratar un espacio, los turistas firmen una declaración jurada por única vez en la que conste que no están alcanzados por las causas para cumplir cuarentena.

Además, en el protocolo no se prevé distanciamiento entre carpas, aunque reconocen que en un momento se habló de dejar un metro entre ellas. Por cada una se admitirán hasta ocho personas y al final de cada día serán desinfectadas.

Lo mismo las sombrillas, que tendrán como límite seis personas y estarán separadas unas de otras un mínimo de dos metros. De la desinfección, en ambos casos, quedará constancia por escrito.

Los balnearios que tengan piscina deberán hacer respetar el uso de una persona cada dos metros cuadrados. Los gimnasios y las áreas de juegos infantiles, según este plan inicial, funcionarían bajo términos similares que lo hacen los mismos espacios habilitados en la ciudad, que está en fase 4 y permitió aperturas vía decreto.  

En los centros comerciales no se habilitó el uso de baños, y en los gimnasios no se pueden usar vestuarios ni duchas.

Pero los concesionarios de playas proponen el uso de ambos atendiendo protocolos de higiene y ocupación. Por ejemplo, en los vestuarios podrá permanecer una persona cada dos metros cuadrados.

La mayoría de los balnearios de Mar del Plata abre todas las temporadas a partir del 1° de diciembre y un buen número comienza a recibir a sus clientes, aún con servicios mínimos, el fin de semana largo de octubre.

Este año, para las citadas fechas los concesionarios quieren poner en práctica una prueba piloto, con el protocolo en vigencia (el que fue presentado ahora o el que derive de eventuales correcciones).

“Nos reunimos con el intendente (Guillermo Montenegro) las distintas cámaras, lo vimos entusiasmado y estamos trabajando en la misma dirección. Sabemos cuál es la situación, será una temporada distinta, y trabajamos para brindar seguridad en base a los protocolos”, explicó a Clarín Jorge Riccilo, al frente de CEBRA.

Montenegro ya dijo que piensa “en un verano con turistas y con protocolos”. Y remarcó: “Nuestra ciudad tiene 43 kilómetros de costa y muchos parques, muchas actividades que se pueden hacer al aire libre obviamente con protocolos y sabiendo que ha cambiado la forma de hacer turismo”.

En los balnearios marplatenses no hubo preventa de espacios este año. “No podemos vender si no sabemos qué servicios vamos a poder ofrecer. La gente llama, consulta todos los días, pero no tenemos valores. Cuando sepamos el protocolo definitivo, vamos a tener definiciones”, sostuvo Riccilo, concesionario del norte marplatense.  

Integrante de la cámara, con balneario en las playas del sur, Pablo Pfilapsidis entiende que la ventaja de Mar del Plata son sus 42 kilómetros de costa. “Además de los balnearios, se debe dar servicio de norte a sur”, explica.

Ambos empresarios, sus colegas y las mismas autoridades municipales, más allá del protocolo presentado, saben que todavía resta definir cómo se regularán los espacios públicos. Ese espacio no les corresponde, pero les compete. Lo administra el Estado: ¿Cómo será la foto de la Bristol el próximo verano? ¿Qué pasará fuera de ese límite tan estrecho que separa playa privada de playa pública? Por ahora, no tienen respuestas.

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